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Academia SÓCRATES
El ser inmóvil mueve como objeto del amor, y lo que él mueve imprime el movimiento a todo lo demás.
Aristóteles,  filósofo griego.  384-322 a. Xto.
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Busto de Sócrates

El método socrático:

la Ironía y la Mayéutica

Enseñanzas

La contribución de Sócrates a la filosofía ha sido de un marcado tono ético.

La base de sus enseñanzas y lo que inculcó, fue la creencia en una comprensión objetiva de los conceptos de justicia, amor y virtud y el conocimiento de uno mismo. Creía que todo vicio es el resultado de la ignorancia y que ninguna persona desea el mal; a su vez, la virtud es conocimiento y aquellos que conocen el bien, actuarán de manera justa.

Sócrates. Museo del Louvre Su lógica hizo hincapié en la discusión racional y la búsqueda de definiciones generales, como queda claro en los escritos de su joven discípulo, Platón, y del alumno de éste, Aristóteles. A través de los escritos de estos filósofos Sócrates incidió mucho en el curso posterior del pensamiento especulativo occidental.

Dice la profesora Elena Díez acerca del método socrático:

~ La definición consiste en responder a la pregunta ¿qué es? (tí estí), es decir: enuncia la esencia universal de algo, su determinación. Sólo sabiendo qué es algo, independientemente de su apariencia, podremos conocerlo verdaderamente y construir una ciencia (episteme) sobre ello. El paradigma racional que Sócrates inaugura sólo puede entenderse en relación al relativismo escéptico de los sofistas. ~

En efecto, los sofistas habían afirmado el relativismo gnoseológico y moral. Sócrates criticará ese relativismo, convencido de que los ejemplos concretos encierran un elemento común respecto al cual esos ejemplos tienen un significado. Si decimos de un acto que es "bueno" será porque tenemos alguna noción de "lo que es" bueno; si no tuviéramos esa noción, ni siquiera podríamos decir que es bueno para nosotros pues, ¿cómo lo sabríamos? Lo mismo ocurre en el caso de la virtud, de la justicia o de cualquier otro concepto moral. Para el relativismo estos conceptos no son susceptibles de una definición universal: son el resultado de una convención, lo que hace que lo justo en una ciudad pueda no serlo en otra. Sócrates, por el contrario, está convencido de que lo justo ha de ser lo mismo en todas las ciudades, y que su definición ha de valer universalmente. La búsqueda de la definición universal se presenta, pues, como la solución del problema moral y la superación del relativismo.


La ironía y la mayéutica

Pero ... ¿cómo proceder a esa búsqueda?

Al igual que los sofistas, Sócrates seguía un método de enseñanza basado en el diálogo y en la dialéctica; también como ellos, centraba su interés en los temas relacionados con el ser humano (la virtud, la verdad, la inmortalidad del alma, etc.) y no en los de la filosofía de la naturaleza (los filósofos presocraticos).
Pero el tipo de diálogo que Sócrates aplicaba en sus enseñanzas era muy distinto al de los sofistas: en vez de seguir la práctica habitual, en la que el alumno pregunta y el maestro responde, Sócrates hacía lo contrario; era él quien preguntaba. Comenzando con preguntas inocentes y sencillas, iba llevando poco a poco al interlocutor hacia el tema filosófico que le interesaba en cada caso, hasta que el discípulo se veía obligado a reconocer su ignorancia; entonces, mediante una serie de interrogantes y observaciones cada vez más precisas, Sócrates llevaba al interlocutor a formular los enunciados o conceptos que consideraba correctos sobre el tema en cuestión.

Y así es como Sócrates desarrolla su método práctico basado en el diálogo, en la conversación, la "dialéctica", y en el que a través del razonamiento inductivo se podría esperar alcanzar la definición universal de los términos objeto de investigación.

Su método constaba, pues, de dos fases: la ironía y la mayéutica cuya finalidad, en última instancia, ha de posibilitar encontrar una definción universal.
En la primera fase el objetivo fundamental es, a través del análisis práctico de definiciones concretas, reconocer nuestra ignorancia, nuestro desconocimiento de la definición que estamos buscando. Sólo reconocida nuestra ignorancia –de ahí su famosa: “sólo sé que no sé nada”- estamos en condiciones de buscar la verdad. La segunda fase la mayéutica o arte de dar a luz, consistiría propiamente en la búsqueda de esa verdad, para llegar, finalmente, a esa definición universal, ese modelo de referencia para todos nuestros juicios morales, a los que Sócrates ayudaba a alumbrar. La dialéctica socrática irá progresando desde definiciones más incompletas o menos adecuadas a definiciones más completas o más adecuadas, hasta alcanzar la definición universal, fin último de su método.
Sin embargo, lo cierto es que en los diálogos socráticos de Platón no se llega nunca a alcanzar esa definición universal, por lo que es posible que la dialéctica socrática hubiera podido ser vista por algunos como algo irritante, desconcertante o incluso humillante para aquellos cuya ignorancia quedaba de manifiesto, sin llegar realmente a alcanzar esa presunta definición universal que se buscaba.

Esa verdad que se buscaba ¿era de carácter teórico, pura especulación o era de carácter práctico? Todo parece indicar que la intencionalidad de Sócrates era práctica: descubrir aquel conocimiento que sirviera para vivir, es decir, determinar los verdaderos valores a realizar. En este sentido es llamada la ética socrática "intelectualista": el conocimiento se busca estrictamente como un medio para la acción. De modo que si conociéramos lo "Bueno", no podríamos dejar de actuar conforme a él; la falta de virtud en nuestras acciones será identificada pues con la ignorancia, y la virtud con el saber.

Y en este aspecto, abunda la profesora Elena Díez:

~ Separándose de los filósofos presocráticos que se preguntaban por la arjé o los principios rectores de la Physis (Naturaleza), Sócrates dirigió el problema de la definición, de la esencia, al ámbito de lo moral y lo político, defendiendo lo que ha venido a llamarse un intelectualismo ético. Según esta doctrina, sólo conociendo qué es la virtud, el bien o la justicia o cuál es su esencia, podremos ser virtuosos, buenos o justos en la vida práctica y estaremos en condiciones de determinar cuál sería el régimen político más adecuado para que estas virtudes florecieran. Por lo tanto, el saber y la virtud coinciden, siendo el mal moral (y político) fruto de la ignorancia y el desconocimiento de los hombres. ~

En síntesis, la cuestión moral del conocimiento del "Bien" estuvo en el centro de sus enseñanzas, con lo que imprimió un giro fundamental en la historia de la filosofía griega, al prescindir de las preocupaciones cosmológicas de sus predecesores. El primer paso para alcanzar el conocimiento, y por ende la virtud (pues conocer el bien y practicarlo era, para Sócrates, una misma cosa), consistía en la aceptación de la propia ignorancia.

Otro pensador y amigo influenciado por Sócrates fue Antístenes, el fundador de la escuela cínica de filosofía. Sócrates también fue maestro de Aristipo, que fundó la filosofía cirenaica de la experiencia y el placer, de la que surgió la filosofía más elevada de Epicuro. Tanto para los estoicos como el filósofo griego Epicteto, como para el filósofo romano Séneca el Viejo y el emperador romano Marco Aurelio, Sócrates representó la personificación y la guía para alcanzar una vida superior.

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